Pero últimamente el concepto preconcebido que tenía sobre las carpas está empezando a cambiar, empiezan a salir al mercado
nuevos modelos cada vez más elegantes y especiales que no tienen nada que ver con esas cuatro paredes blancas de plástico rígido de las primeras carpas. Ahora las confeccionan con tela de diferentes colores (me encantan las de color negro, las encuentro elegantísimas), utilizan una cuidada y creativa iluminación que transforma por completo su interior y la decoración se abre al exterior creando antesalas o chill-outs posteriores a la celebración que hacen que la misma carpa sea una prolongación del espacio exterior. Vamos, que hoy por hoy no me importaría celebrar mi boda en una carpa…
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